El Papa: “Antes que una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos”
(Ciudad del Vaticano, 28 May. 2025). “La vida está hecha de encuentros, y en estos encuentros nos revelamos tal y como somos. Nos encontramos frente al otro, frente a su fragilidad y su debilidad, y podemos decidir qué hacer: cuidar de él o hacer como si nada”, observó el Papa León XIV esta mañana en su catequesis durante la audiencia general, en la que centró su reflexión en la parábola del samaritano, que en el camino que “baja de Jerusalén, la ciudad en la montaña, a Jericó, la ciudad bajo el nivel del mar”, asiste a un hombre que había sido asaltado, golpeado, despojado y abandonado medio muerto.
“Un sacerdote y un levita bajan por ese mismo camino. Son personas que prestan servicio en el Templo de Jerusalén, que viven en el espacio sagrado. Sin embargo, la práctica del culto no lleva automáticamente a ser compasivos. De hecho, antes que una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos”, recalcó el Papa, quien agregó que “podemos imaginar que, después de haber permanecido mucho tiempo en Jerusalén, aquel sacerdote y aquel levita tienen prisa por volver a casa”, y advirtió que “es precisamente la prisa, tan presente en nuestra vida, la que muchas veces nos impide sentir compasión”.
“Pero he aquí que llega alguien que sí es capaz de detenerse: es un samaritano, es decir, alguien que pertenece a un pueblo despreciado. En su caso, el texto no precisa la dirección, sino que solo dice que estaba de viaje. La religiosidad aquí no tiene nada que ver”, explicó León XIV, subrayando que “este samaritano se detiene simplemente porque es un hombre ante otro hombre que necesita ayuda”.
“Queridos hermanos y hermanas, ¿cuándo seremos capaces nosotros también de interrumpir nuestro viaje y tener compasión? Cuando hayamos comprendido que ese hombre herido en el camino nos representa a cada uno de nosotros. Y entonces, el recuerdo de todas las veces que Jesús se detuvo para cuidar de nosotros nos hará más capaces de compasión. Recemos, pues, para que podamos crecer en humanidad, de modo que nuestras relaciones sean más verdaderas y más ricas en compasión. Pidamos al Corazón de Cristo la gracia de tener cada vez más sus mismos sentimientos”, concluyó el Papa.